jueves, 18 de junio de 2009

El otro día me encontré en la sauna con tres muchachas, tres pre-adolescentes de 1ero. de ESO de diferentes institutos de la ciudad. Pesaba sobre ellas su inminente adolescencia, los cambios físicos, las hormonas, la diferente apreciación que ahora los niños -sacudidos también por la misma boragine- descubrían en ellas. Y no lo vivían bien. Sus jóvenes cuerpos de niñas todavía no cumplían las medias que modistas y diseñadores querrían y lo estaban constatando de una manera atroz. Un S.O.S su tono; un quejido su voz.

Afectada por la conversación, no pude dejar de tomar parte en ella. Cualquier niño o niña que lo pasa mal, es asunto de todos y de cada uno de los adultos que estemos cerca y podamos intervenir.

Y me imaginaba a mi hija lidiando con las mismas circunstancias, como le ha tocado, o a su mejor amiga, de la misma edad, viviendo situaciones similares. Y se buscaban para hablarse... el bálsamo parece más suave cuando es alguien con quien as compartido muchos momentos.

Y la guinda del pastel : Me cuentan que en un “stage” de fin de semana en el que participan delegados y delegadas de diferentes institutos, un adolescente se dirige de forma repetida con un término absolutamente deplorable a otra adolescente sin que al parecer la afectada supiera responder.

Demasiados “toques” en la misma dirección para no invitar a una reflexión conjunta: Tenemos a nuestros teneagers con sufrimientos contenidos, heridos por el mal uso de la palabra, por la falta repetida de respeto, por actitudes agresivas, y es que, a su temprana edad les faltan recursos para poder controlar ciertas situaciones.

Cuando era yo la quinzeañera pasaban las mismas cosas... ¡No hemos avanzado nada en todos estos años! ¡Somos capaces de clonar y no lo somos todavía de canalizar las agresiones verbales entre los más jóvenes!

Realmente vale la pena, desde institutos y escuelas, incidir en acabar temarios cuando están, especialmente nuestras alumnas, irritadas sus vidas y sus almas por agresiones primarias, que como siempre a quien mas definen es a los personajes que los infieren, pero cuyos dardos envenenados dañan sin reparar.

La sociedad delega en el sistema educativo estas cuestiones, la misma sociedad que no acaba luego de valorar ni apoyar la educación como un pilar básico para un mejor y más feliz funcionamiento en la edad adulta.

Creo realmente que la realidad seria más amable si cada vez que una niña o mujer es agredida, en cualquiera de las formas de agresión existentes, la increpada fuera capaz de una respuesta contundente y eficaz. Y se DEBE educar para ello.

No he vuelto a encontrar aquellas muchachas en el gimnasio. Ni otras que con las mismas características aparecieron. Parece que todas ellas han abandonado. ¿Se habrán decidido ahora por el método de moda entre las adolescentes? Ese método que se muestra tan implacablemente eficaz: LA ANOREXIA.

Solemos caer en errores en el análisis y en la percepción de la realidad. En ocasiones porque no sabemos en otras porque no queremos...

¿ De que servirá que se legisle al respecto si el problema de base no está resuelto?

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